lunes, 10 de noviembre de 2014

Llamado a la Sociedad Civil Mexicana:


queridos todos mexicanos, reflexiones de este fin de semana ¿han pensado las consecuencias que caerían sobre nuestro país si nos quedamos callados antes los hechos que estamos viviendo? ¿qué pasaría de nuevo en México, si como en tantas repetidas ocasiones, los reclamos de justicia, paz y verdad, son acallados y vencidos por el paso del tiempo y la indiferencia? ¿Lo han imaginado? Si no salimos a la calle, si no gritamos, si no hacemosruido en la redes, si no opinamos, participamos, creemos y estamos presente. Si no hacemos todos juntos un cambio, si no articulamos transformaciones, si no seguimos hasta cambiar algo: el futuro de México será peor. Así tal cual. ¿Peor te preguntas en silencio? Sí, peor. Mucho peor. Porque los políticos corruptos se volverán más corruptos. Porque la impunidad habrá vencido, y donde reina los hace más grandes, más fuertes; más poderosos. Sabiéndose impunes no se limitarán ¿crees que nos se han limitado? Prueba tu imaginación, dejándolos libres como bestias negras, verás lo que es estar impune. El abuso de poder será aún más descarado, se sentirán con más derecho sobre la sociedad y lo ejercerán. Sin culpas, ni barreras, ni justicia. Se habrán subido más alto en el pedestal de su despotismo y ejercerán desde allí. Sobre todo, porque volverán a cometer crímenes, matanzas, corrupción, pactos con el narco y sabrán que la sociedad es "cómplice", porque al final ha quedado callada, que no importa que nos quemen vivos, la indiferencia es más fuerte. 
Esta lucha, es por la JUSTICIA y VERDAD, de los hechos pasados, los presentes, y futuros. Si ahora nos vencen... ¿qué México podemos esperar? Ellos van a creer que tienen derecho; se harán más fuertes aún. Sí, más fuertes aún. Esta lucha es de todos y en esta pugna de poder, si ahora dejamos que ganen, habremos entregado el país para siempre. Piensa en esto antes de quedarte en casa, de voltear la cabeza, de sentir que no es contigo. Piénsalo muy bien. La indiferencia los crece. Si ellos ganan, nosotros, estaremos jodidos, muy jodidos. Si ahora no lo hacemos en el futuro será más difícil.
No habrá ni como ayudarnos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

No parar, hasta que aparezcan



Miércoles 22 de octubre, 2014


Tres amigas con hijos adolescentes, quedamos en encontrarnos en la Glorieta del metro Insurgentes a las 18:00 hs. “Aprendemos a tomar conciencia desde la infancia, viendo la lucha de nuestros padres. Tal como fue en nuestros países”, dijo María, “Llevo aquí, más de veinte años, he criado a mis hijas, y no regresaría a Chile, excepto por la violencia y el descaro en el que hoy vivimos” añadió. “¿Tú piensas en volver?”, metió la pregunta como sable. -No, no por ahora. Quiero a este país como mío. Ya me he ido, y aquí me ves de vuelta. Tendremos que hacer todo lo posible para que las cosas mejoren”, respondí con tristeza.
Nuestros hijos ya empezaban a caminar. Tres adolescentes, tres madres.
Nos unimos a la manifestación a la altura de la Palma. Cientos y cientos de jóvenes estaban allí. No pude calcular cuántos éramos, ¿20mil?, 50mil, leí después en las noticias. Millones. Algunos que no fueron por las razones que sean, y que desde sus casas, oficinas, hospitales, colegios, frente a las embajadas de México en otros países, comparten el dolor y la congoja por la cual allí estábamos.
Confieso que ver a los jóvenes, fue lo único inspiró un poco de esperanza aquella tarde. Sentir sus ganas de cambio, ver la fuerza en sus ojos, y sobre todo, la paz y la calma con que se dirigían. Pensé en nosotras tres latinoamericanas: Perú, Chile y Argentina. Éramos de otra generación, habíamos llegado México, casi dos décadas atrás. A un México que funcionaba como refugio ideológico, económico; social. Un país creciente, solidario, que recibe a todos los extranjeros, alegre, festivo, un país que es un como una madre que abraza, aquel país que habíamos venido buscando hacía casi veinte años. Este país hoy sangra. La imagen disuelta, golpeada, machacada contra la realidad. Una realidad atroz en la que vivimos. Cuarenta y tres estudiantes desaparecidos por la fuerza. El Gobierno involucrado con el narco. Tumbas, fosas, violencia. Asquerosa impunidad. Agonía de los padres, amigos, hermanos, familiares y la sociedad toda, que pide justicia. Un Estado que no responde. Mentiras. Engaños y de nuevo impunidad.
Silencio por parte de quienes deben actuar. Silencio y cobardía. Silencio y complicidad con los autores del terror.
Asco.


-”Después del semáforo, macharemos callados”. Fue la consigna. La velas comenzaron a encenderse. Se sentía la indignación contenida, el dolor de los horrores, el acompañamiento a la familias. Las pancartas parecían cobrar vida. Un hombre llevaba una túnica blanca en su espalda con un dibujo de una pistola apuntando. Así habrán sentido los miles de muertos caídos en manos de los que siembran la violencia y el terror en esta tierra.
Nadie hablaba. El silencio oscuro y la tristeza.

Miré a nuestros hijos. Allí estaban los tres, caminando delante nuestro. Ellos que elegirían carrera, universidad, amigos, pareja, que nacen libres y creen en el amor a su patria. Ellos cantaban “Vivos se los llevaron, vivos lo queremos” con el horror de saber que viven en un país donde ser joven es un delito.


La sociedad se vuelve cómplice cuando no exige justicia. Cuando volteamos el periódico, pagamos el café y seguimos viviendo como si nada hubiera pasado. No queremos un país así para nosotros y mucho menos, para nuestros hijos. Por eso luchamos. Por ello creemos. Seguimos.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Al día de hoy no aparecen.
Pasaron minutos, horas, días y no aparecen. Para un padre que su hijo continúa desparecido, el tiempo es otro. Muy distinto al del banquero o la señora que arregla sus unas frente al televisor y cree que todo esto le es ajeno.

“Me duele México”, fue lo último que dijo mi hijo cuando llegamos a casa. Lo abracé. Guardamos silencio. A mi también, fue la respuesta.


Hoy, 03 de noviembre siguen sin aparecer. El dolor y la rabia aumentan.
Cada día más desinformación.
Más silencio. Cobardía.
¿Qué espera el gobiernos? Que todo se termine. Que ya nadie reclame. Que pase esto, como pasaron tantas cosas.
No. No debemos permitirlo. Como sociedad, lo único que podemos hacer es no callarnos.
E
Este miércoles 5 de noviembre está convocado un paro nacional. ¡No consumas! Es tood lo que se te pide, no consumas. ¿Marcha? Sí el miércoles 5 de noviembre a las 16hs., de Los Pinos al Zócalo.

Participa. No seas cómplice.

martes, 9 de septiembre de 2014

Aprender



Mirar tus ojos desnudos y no sentir miedo.
Amarrarme a tus caderas, aún escurridas
y volver a desearte.
Saberte mío,
volverme tuya.

Un instante.
Nunca más que un instante.
Mucho, es demasiado.
Demasiado es muerte.

Muerte es no volver a tenerte.