sábado, 28 de marzo de 2009

Delgada línea


Hoy quiero besarte. Recorrer tus músculos con mi lengua. Sentir tu piel. Quiero apretar tus caderas y atarme a tu cintura. Enredarme. Quiero tu dulzura del principio y tu fuerza del final. Quiero tus manos recorriéndome. Deseo la habitación caliente de nosotros; sauna de sudor. Quiero tu aliento en mi rostro.

Visítame en la noche silencioso. Entra por mi ventana. Metéte en mi cama. No enciendas la luz. No quiero saber quien eres. Llega sin hacer ruido. No me prometas maravillas. Hazte dueño de mis fantasías. No temas. Acaricia mis cabellos. Besa mi espalda sin cansarte. Disfruta la tibieza del momento. Duda. Sueña que soy irreal; estoy escondida. Cíñeme a ti. Quiero el palpitar de tu corazón en mis sentidos. Deja que me acople. No me hables. Enciérrame en tu silencio. Compáctame. Prueba olerme. Conóceme. Inventa nuestro pasado, mientras enredas tus dedos en mis pecas. No las cuentes, no te distraigas. Toca mis pies suavemente, son sensibles. Entrelaza los tuyos. Acaricia mi cuello infinito. No toques aún mis pechos. Permíteme percibirte; fantasmagórico. Abraza mis caderas; únelas a tu cuerpo. Oscilantes movimientos. No me lleves al deseo si no sabes donde ha quedado mi paraíso. Juega a seducirme; hazlo en serio. Deja que también yo lo crea. Enséñame a ser tu amante. Quiero aprender a desnudarme frente a tus ojos. Deambular por tus laberintos para enumerar tus miedos sin palabras y reírnos juntos. Pasa tu pierna por arriba de la mía. Júntalas. Admíteme a sentir tu sexo, no pienses si está vivo o inerte; déjame con él a solas. No te metas, hacemos buena pareja. Vuelve a imaginar. Permite que el tiempo no trascurra. Enciérrame en tus fantasías. No me des la llave; tampoco la conserves. Quiero sentir tu falo sobre mi cuerpo. Bordéalo. Suave, sin que me de cuenta que lo estás haciendo; pero no te detengas.
Ayúdame a desprender mis ataduras, para caer rendida en tu altar. Quítate tus prejuicios. No pretendas, sólo déjate ser. Llévame a tu mundo, dame la bienvenida. Penétrame en el instante que mi cuerpo se haya tensado de deseo. Quiero recibirte. Estréchame. No me sueltes cuando suspire; elévate conmigo. Mezcla tu respiración con la mía. Vuelve a penetrarme, entra completo en mis cavernas, lléname de ti. Escucha mis gemidos leves y compártelos. Besa ligeramente mi hombro. Trátame con delicadeza; sujétame firme. Envuélveme en tu sensualidad, quiero explorarte. Perderme. Laberíntica danza conduce mi deseo hasta llegar a ti. Enlaza nuestras manos; deja que suden. Vuelve a besarme. Hazme el amor; lígame a ti.

Prepara café en la mañana y vete antes de que despierte. No olvides un calcetín, ni intentes besarme. Date la vuelta y déjame con tu presencia entre mis sábanas. Humedece tu boca con el sabor de mis besos; búscame en tu memoria. Si me encuentras, desea conocerme; si me pierdes, cierra tus ojos y conserva mi sabor. No vuelvas a pensarme. Recréame en tus fantasías. Funde mi piel en otras mujeres y si aún así extrañas mis pecas y quieres contarlas, invítame a conocer tus secretos.

No me engañes. No te engañes. Dejemos un espacio en nuestras onírico en nuestras vidas.

lunes, 23 de marzo de 2009

Confesiones


Hay días que me levanto con mis deseos al máximo. Abro mis ojos y no puedo concentrarme en nada más que en mis infinitas ganas de tener una piel deliciosa a mi lado. En ocasiones sólo pretendo hacer desaparecer este impulso y me escondo debajo de las sábanas con la esperanza de volver a dormirme. Otras, sé perfectamente que mis planes de refugio no funcionarán, entonces dejo libre mi cuerpo, invento o recuerdo amantes, sueño fantasías; recurro a mis novios con pilas o simplemente me dejo ir con el calor de mis manos. Momentos intensos. Me encanta hacerlo. Conocerme, aprender a darme placer, saber lo que excita, es un arte. Me siento libre y a la vez esclava de mis apetitos voraces.
También aprendí que me deleitan los videos. Experimento dejando mi cámara en un punto fijo para que me filme. Por instantes parezco estar consciente de ella, y en otros me escapo por completo. Me complace desdoblarme; verme dentro y fuera de escena, con ojos propios o creando los ajenos. Observo la belleza de mi cuerpo; mi boca retorcida de placer; mis ojos que se entreabren y cierran, mis piernas temblando esperando recibir gozo. Algunos films son buenos, fantaseo con subirlos a la red. Me pone realmente cachonda pensar en los hombres y mujeres que pueden mirar y disfrutar de mi intimidad. Me excita la idea de exponerme. Estar desnuda frente todos, ser imaginada y deseada, suponer lo que les antoja conmigo y en sus vidas privada. También me apetece entrar en los chats de sexo en vivo y observar a las parejas en su esplendor máximo. Dejan su cámara web conectada y puedes ver lo que hacen sin restricciones. Algunos son excelentes; preparan su set con audio y fetiches: lencería , zapatos de aguja, disfraces de colegialas, esposas; una variación amplia como la imaginación misma. Al verlos mi voracidad explota; mi deseo se funde con ellos; anhelo el instante que yo haga lo mismo. Hace algunos días encontré dos parejas divinas; dignas de los mejores favores del Kamasutra; cuerpos preciosos, pero sobre todo libres en sus movimientos; voyerismo: unos de los máximos deleites de mi placer.

Los juegos son mi perdición, simplemente me encantan. Un amigo me lo dijo: “para ti el sexo no tiene ninguna importancia, si no le encuentras significación”. Es cierto. Ese día terminamos en la cama porque era domingo y sobre todo porque estaba deprimida; fue después de unos buenos “sexy ejercicios” que él se confesó. Es cierto. Un amigo puede darme una “excelente mano” en estos casos, pero no me es suficiente. Me falta un bomboncito; alguien que comparta conmigo la voracidad de mis impulsos; necesito un amante de verdad, de carne y hueso. Que pueda olerlo y extasiarme en su humor; bañar su cuerpo con mi crema favorita (sabor piña colada) y recorrerlo con mi lengua hasta devorarlo; que se extasíe en mi sexo y beba de mi néctar sin prisas ni ataduras; un hombre que sea mi cómplice, que esté dispuesto a volar. Alguien que no se asuste, pero que tampoco pierda de vista que soy una mujer y necesito algo más que sexo. Que una de sus máximas principales sea: “el deseo se despierta con buena conversación, caricias y miradas”. Un amante y un amigo, que comprenda que el reloj y los engaños son los principales enemigos del orgasmo. Un hombre que bese mi senos con la misma pasión que me cuenta un chiste; y encuentre en mi risa el preludio de mis gemidos.
Un regalo exquisito; espero que la vida pronto vuelva a entregarme.